Puso un pie en la arena se hizo uno con la playa la ola beso la huella
herida.
Desde ese día
El mar llora su partida.
Este tropel de sentimientos que acuden a mi taciturno entierro. Funeral
de un engolado y ortófonico sentimiento de amor sin destinataria. Absolutamente expeditivo y caprichoso destino y sus subordinados, tú, entre
ellos hacedores de lágrimas y mentira. Exiliada por decisión.
Yo ese astro errante, esa cometa que fulgura tan lejos que orbita tan
excéntricamente que por razón de distancia no puedes ver. Parezco oscuridad
– lo soy -.
A quien vaya a matarme, al consumador de mi fin en este naufragio lleno
de arena, le pido que se apresure... Hay un laberinto que todavía no resuelvo,
quiero creer que la liberación esta tras esa quimera de muros.
Somos objetos extraños y fantasiosos, que guardamos en nuestro interior
dulce felicidad y oscura melancolía en el mismo lugar. Una huella herida en una
playa sin sangre.
Súper auto exigencia... Y vida de ocio, a quien le pongo cabeza, al mal
humor o a la neurosis colectiva? Ojala me hubieras querido como Yo te quise.
Con un poco menos que eso, hubiera sido bastante.
Bastante para quedarte.
Tu paradigmática, arquetípica, condenada... Y
Yo acá, en igual condición queriendo ser libre queriendo liberarte.
Y quien recoge los pedazos, los despojos que el huracán silente tras de
sí dejo en mi interior. Quien le da de comer a la pequeña Muerte. Hay cierta teatralidad en aspectos diurno de la rutina, en colgar el
teléfono o al sujetar el picaporte.
Pero no los vemos por vernos.
Abrió los ojos por primera vez, descubrió la existencia pero era
demasiado tarde, el suspiro había terminado y con él su idilio con la vida.
Ella no recuerda que soñábamos juntos, el mismo sueño. Yo no puedo recordar
como despertar. Por eso me enamoré de la mentirosa que tiene un antifaz
en forma de corazón y me conforme al teatro del sentimiento.
Puso un pie en la arena se hizo uno con la playa la ola beso la huella
herida.
Desde ese día
El mar llora su partida.