jueves, 11 de mayo de 2017

Sortija de tortuga

Una sortija de tortuga y la vida en el bolsillo. El silencio en sus labios y el vacío en mi existencia. Cada vez es más difícil de someter a la post verdad esta situación, este pseudo sentir, este casi romance que tú y yo hacemos vía teléfono.

Frente al ordenador anémico de inspiración pienso; en la resolución de esa primera vez, aquella enorme fuerza de voluntad de la cual hoy carezco. Me abrace a la noche y resulto muy fría. Cuando tú me amabas las tardes eran igual de aburridas que ahora; solo que Yo no me daba cuenta por verte los ojos a cada momento.

La sortija de tortuga, el silencio de la noche, las memorias calumniando y mis pocas ganas de combatir la incógnita. Conversando con mis demonios antes de la media noche; debo contarles que de nuevo no te creo... Sobre la palestra evidencia toda, frente al corazón bruma encantadora de amnesia. Una sortija de tortuga y la vida en el bolsillo.
El silencio en sus labios y el vacío en mi vida. Esta seriedad clarividente, muda pero que vocifera de verdades. Son más que kilómetros porque lastima y da vida, por eso escucho tu voz, aunque me diga mentiras.

Hojas sueltas, estrategias de mi pluma, extravagancias de mis sueños, calumnias de mis sentimientos. ¡Recuerdos, memoria! El silencio se oye igual, incluso ahora que es más tuyo, que de nadie.
Y hablarle a ese Otro Yo, desconocido y exiliado.
Muchas lágrimas desperdiciadas en regar un jardín que no quiere florecer. Sé que estoy equivocado; sé que espero en vano; sé que amo a un fantasma y los fantasmas no existen. Porque estás aquí, aunque no estés. Escupió fuego el Dragon, pero el mundo ya estaba inundado en lágrimas de adiós.

A veces, solo a veces sos libro y pluma, cielo y estrella, silencio y coro, mentira y verdad.
El resto, solo sos todo. Todo y todos sos.
Te soñé, apenas una ínfima fracción del tiempo en el tiempo onírico, te soñé; pero estaba despierto. ¿O eras tú quien me soñaba a mí?

La sortija de tortuga, el silencio de la noche, las mareas de la mente, del espíritu por así llamarlo, la fuerte corriente del corazón halando mis costas de aquí para allá y viceversa. 

Muchas lágrimas desperdiciadas en un jardín que no quiere florecer; y la sortija de tortuga en tú mano.

Un beso en tu nombre

No todas las huellas pudiste borrar, para evitar que haga tu carta astral. Ya estoy tan cerca, son delgadas fibras apenas, aquello que en su momento fuera una cadena.
Mi ínfima dosis diría de tu recuerdo, que esta noche tiene ganas de intoxicarme a caudales. Con tu copa de vino rosa, como siempre, como nunca...

     El hombre de lata buscaba un corazón, mira que Yo llevo años queriendo dejarlo perdido y tampoco he podido... Siento el vino aun recorrer mis venas, de a poco diluyéndose entre la sangre y las lágrimas que dan forma a este ser humano. Este enojo aletargado que revive con el insomnio, que se fortalece con la nula posibilidad.

Y me sonrío solo a media noche acá en la oscuridad de mi buhardilla, porque siempre cínica la tragedia personal. Siempre ahí con uno, sin ti. 
Te compadezco, porque sufrimos lo mismo, y sé que duele tanto, tantísimo el corazón como para morir. Entonces cerré los ojos, el aroma de noche de verano me beso los sentidos, me embriago los momentos, me puso un beso en tu nombre.

     Las cuerdas de la guitarra solfean de ida y vuelta, el viento las trae a mis oídos, me susurran historias de camas, camas que no son mías. En la esquina de ese pensamiento de cara al viento fugaz de este deseo de verte, me vi en otra calle en otra vida, en un cuento que no es...

¿De qué día será la noche en que nos reencontremos en los sueños?  Tu eres mi religión, la única creencia ciega que poseo. Y como todas las religiones, no eres más que una ensoñación de la mentira...Que sea sencillo no quiere decir que alguien tenga ganas de hacerlo. Un tango o foxtrot da lo mismo, la mente danza cuando abrís el cajón de recuerdos. Dulces voces de ayeres, mordisquean el enjambre de sentir.

Ese beso que el olvido me pone en tu nombre.