lunes, 25 de julio de 2022

Protervia

 

El Karma es la manera poética en que inadvertida y categóricamente interferimos en la vida de los que nos molestan y viceversa... Yo soñé de pibe ser astronauta y tocar la Luna, de adulto te manoseé a vos, estrella fugaz, que siendo de hielo me quemó hasta la médula. Había un cuento, donde Él era muy feliz; y Ella, pues Ella mentía muy bien la verdad.    [ muy bien...]

custodios de la moral, mírenme!

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 Dejarme cuidar, quedar expuesto, era esa la consigna, y heme acá roto...

Canto de sirenas quiero escuchar en un mar sin tu nombre, en un barco sin mástil al cual asirme. En un cuento con más de un final... Si se cruzan con ella por la calle, si le ven en algún sitio, o aparece de repente tan solo díganle que la ando buscando, que la extraño diario, que espero a que aparezca y me diga "hola" y arregle mis días con su voz y su sonrisa! ¡Y hoy puedo dormir tranquilo... ¡Toda mi veteranía me acompaña y mi franca ilusión me cobija! No solo quiero, deseo... Por eso sufro, por lo mismo soy humano y como humano soy proclive al abismo que en mi mora. He ahí mi inmortalidad

Este error de razonamiento, esta esperanza sentimental naufraga ulterior sin condición, como pañuelos sin lágrimas… es curioso. Cada hombre mata lo que ama, es esa especie de equilibrio retorcido, cómo lealtad de bar en plena madrugada o algo así.

Déjeme adivinar: "se besarán en el coche al cuidado de la noche, y seguro de su lugar no pedirá disculpas diciendo me deje llevar, abrirá lentamente la puerta jugaran con las llaves, bailaran en la living, hablaran sin hablar. Ella destapara una de tinto, las copas sonaran, beberán del veneno que nos hace soñar, la vera a plenitud, entenderá sus detalles, se conocerán a medida jugaran a sentir. No dudan de sus hechos la vida le da el pretexto, creerán confiados que no existe nada más... y así los encontrara la madrugada lejana". Un millón de palabras no pueden hacer que vuelvas, lo sé porque lo he intentado. Tampoco un millón de lágrimas. Lo sé porque he llorado hasta no poder más.

custodios de la moral, mírenme!

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