martes, 31 de diciembre de 2013

Desde estos Ojos

Este Gato fundido a la roca, de pie a la Luna.
Eterna figura.
Ligado al silencio condenado al olvido; convencido, que ama su error cometido.

Cuando las cosas comienzan por el final, el principio es mucho más confuso. Desde los Ojos del Gato es distinto. Porque a veces, hacer lo correcto no es suficiente. Y Yo que te ofrecí matrimonio, ahora te cuento acerca del suicidio... Si tu único talento es olvidar, no mereces ser recordada.

En donde estarás (??)

Me pregunto y lo ignoro. Pero algo si sé, Yo por mi parte, y sin ti, estoy a las Puertas del Infierno. Frente a la Luna, el Gato mojado por la lluvia piensa:

Ojalá haga tanto frío, que se me congele de una vez las ganas de sentir...

Las ganas de querer, a pedazos, en retazo, es la línea; la que no cruzo.
Aunque tengo muchas ganas.
Demasiadas.
Los latidos del amanecer.

Cuando las cosas comienzan por el final, el principio es mucho más confuso. Porque a veces, hacer lo correcto no es suficiente. Ah! Si me pudieras leer ahora, si me pudieras leer
Pero no, te has entregado al Olvido
Que es muerte
Te has entregado a la indiferencia
Que es castigo.

Y ahora no puedes leerme y si supieras lo que has creado... Yo que puse tanto empeño en fabricar gruesos lazos que te ataran a mí, heme aquí intentado romperlos. Se me termina la séptima vida que soñé vivir, hay otro que vivirá mi sueño.

Este Gato fundido a la roca, de pie a la Luna.
Eterna figura.
Ligado al silencio condenado al olvido; convencido, que ama su error cometido.



jueves, 5 de diciembre de 2013

Después

Después de un modesto sorbo de cerveza, o en el Martini extra seco, o en el pulcro vaso de whisky - mejor si es doble y en las rocas -,  al finalizar las jornadas culturales y las pláticas  de tolerancia filantrópica, después de la música de gorjeo trovadoresco, en el éxtasis segundo y el suspiro indiscreto, en la página final de un libro fascinante; después del desaire del sumo etílico; después del instante,

                 -  siempre estabas Tú.-

                O en el cierre de un elevador, en la bruma de una albina idea o después de la obertura de una canción de moda, en el gusto estético del devenir huraño, incluso en los malos modales de los desconocidos en el tránsito, por ahí te inmiscuías Tú, siempre tan constante en todas las facetas de mi existencia, presente en la ínfima razón del respirar, en el argumento des placentero y la elocuencia de trillar confiado. En todo esto y en más siempre,

                   - siempre estabas Tú. -

Ahora empiezo a sentir esa in sustentabilidad de mi ficción personal, comienzo a destapar lentamente el secreto oculto de la verdad irresoluble que me traiciona y ahora empiezo a sentir el desarreglo de la situación; tu improvisa corta desaparición y el aroma de aquel siniestro llamado Silencio comienza a ser notorio en mis sentidos así con tanta claridad, sin disipaciones sin sentirme contrito, sin queja ni interrupciones me paso a Mí, y solo a Mí... la flagrante determinación.
Tengo la plena certeza que el día que vuelvas, caerás «rendida» de nuevo en mis brazos. Lo sé, solo lo sé. Pero también acepto que cuando vuelvas Yo caeré «rendido» de nuevo en tus brazos, y ahí pierdo Yo; nuevamente Yo... Uno nunca sabe que decir, Yo estoy lleno de deudas con la vida, o será que es la vida la que está en deuda con uno. Este objeto que guardo, le conservo porque en sí, guarda o encarna una situación que me han legado al recuerdo y a la ironía.

El "es" de un "fue".

Porque hay formas paralelas, similares y lineales, inculcadas e infringidas al ser, a la imagen y figura. Tenue y excepcional memoria. No había mucho que hacer aquella mañana, tras el amor solo el desamor quedaba. A veces no sé si soy orquestador o instrumento en este escenario descuadrado que me dejo la historia, a veces no sé si es música o bullicio. Y Yo que te quiero a ti; la más «perfecta» de las imperfecciones.

Yo colecciono sonrisas, pero las lágrimas ocupan mucho espacio.
También se sonreír, solo que hoy no recuerdo. Tengo la plena certeza...
Más allá del espectro visible... De la luz, del silencio, de la gana y el sinsabor.

Lo supe entonces:

Tú, ya no estabas. -