jueves, 29 de abril de 2010

Ecos (La separación es lo único que compartiremos)

Oigo el Eco de mis pasos, incluso mis pasos serenos, les escucho detrás de mi, persiguiendo al emisor de mi desgracia; al cómplice de mi desolación, es cierto el silencio murmuro, ahora lo se, nuestra separación es lo único que compartiremos…
Tiempos tan difíciles, tanta lluvia, tantas razones, razones internas que solo a mi competen, difícil estar, difícil oírla hablar con alguien por el teléfono, emocionada feliz por otro que no soy Yo, por ese otro y sus travesías tan ajenas a mi, tan difícil verla esperando a que ese (el) le llame, viéndola sonreír ilusionada.

Escucho el Eco, son palabras son lagrimas y recorridos, Ecos, son esperanzas puestas en saco roto, imágenes de mis ilusiones que anhele con el corazón, sentimientos que crie con añoranza, eso escucho ahora el Eco maldito de mi necesidad y cuanto malestar me provocan, cuanto daño causan a mi alma si aun poseo una, Oigo el eco de mis pasos, incluso mis pasos serenos, les escucho detrás de mi, persiguiéndome, recordandome cuanto quise entregar, por un deseo oculto que quiso brillar en completa oscuridad……..
Niña de ojos sublimes cuanto pude ofrecerte, cuanto pude querer de ti para enderezar mis senderos oscuros de ausencia, que cantidad de veces te soñé en compañía de mis anhelos, cuanto desee ser ese a quien Tu quisieras,

pero no pude serlo,

no me permitiste serlo...

Hay otro en tus ojos profundos, es otro el que endulza tus oídos con promesas tan distintas a las mías, es otro (ese) el que besa tus labios y puede decir sin dudar eres mi Amor y yo soy el tuyo, ese el que deja trozos de papel con grafitis en tus manos, ese tan diverso a mi, es ese el que hace eco en mis oídos con sus promesas que te ciegan a mi figura, a mis ideales contigo.

Ahora lo empiezo a aceptar aunque aun no lo entiendo (y no lo entiendas) nuestra separación es lo único que en complicidad secreta viviremos auguran los arcanos de la Noche. Aun cuando tu no la sufras, aun cuando Yo no suplique.

Oigo el eco de tiempos tan difíciles, tanta lluvia, tantas razones, razones internas que solo a mi competen sufrir, que solo tu pudiste aplacar, que solo tu voz pudo silenciar, si, el Eco de mis miedos. el Eco de mi Amor por Ti.

En definitiva ahora lo digo: nuestra separación niña de ojos sublimes es lo único que compartiremos…

jueves, 22 de abril de 2010

Veredicto

Es de tarde, prendo un cigarrillo (otro de tantos) hace calor, impera el viento tibio que quiere convertirse en gélido soplo, hago una calada pronunciada intento llenar de humo mis tantos vacios internos, intento opacar con esta ceniza mis fuegos apagados por lagrimas antiguas, intento no ser, no pensar no vivir………. Expelo el humo como intentado sacar de mi todo aquello que no soporto, aquello que escucho y nunca quise escuchar; me detengo miro, paso y continuo, sigo siendo el mismo, mas lento, mas cansado y con menos fe, pero el mismo aquel que ya no puedo ser, el que sigo siendo sin querer.

Me siento enfermo, me siento dentro de la encrucijada, me hallo en vela contemplando el horizonte, es enfermedad de amor o desamor, si no es que será lo mismo, y oigo venir la avalancha de nuevas consecuencias, de nuevos hechos que me separan de mis ideales, de mis sueños de mi salvación. De ella.
Pedí mi redención, pedí el cambio y la mejora, intente concienzudamente (en fe de erratas) dominar el instinto, encausar el sentir que me embarga la ausencia de dos, el silencio de uno, pero me fue negada, fui desechado entre el olor de amargas rosas. Con una sonrisa me lo dijo.

Después de tanto pensar, de tanto esperar y confirmar dentro de mí el deseo de confesarme ante ella, todo fue inútil, tan rápido y fugaz, después de tantas noches de tantas palabras dichas a medias y de tantos sueños, fue tan sencillo decir No.
Fue tan determinante, no dudo, no parpadeo ni se inmuto, domino toda la situación fue implacable, ante mi que solo la observe.
Como tribunal que condena fui reducido al orden, en silencio asentí, aunque mi corazón gemía a gritos de injusticia, fui relegado a segundo plano tan rápido que no pude ni darme cuenta.

Su sentencia es irrevocable, su Veredicto acaba con mi platonismo de amores secretos, su palabra condena mis expectativas, resuelve en definitiva la petición, el ensueño y los besos que no le daré; y no se que sucede conmigo que no reclamo, que no me defiendo, será que perdí las palabras, que se las comió el viento, que las borro ella con sus ojos infinitamente profundos, será que perdí así de fácil todo lo que desee, acaso se puede perder tan pronto la ilusión, será que no puedo defenderme de la soledad y que sigo siendo victima de los Veredictos de otros, de Ella.
Donde como y cuando, porque intente ser, cuando ya no soy, para que asirme a ella cuando nunca ofreció su mano, porque conformarme a su sentencia, porque suplicarle al tiempo, si el tiempo solo termina mi existencia, pedí la redención y me fue negada, confieso que el intento y fallo ya me hartaron y la soledad se empieza a apoderar de mis sentidos en muchas formas, ahora su nombre es cómplice de mis silencio y solo el olvido me espera por su decisión. Esta vez la soledad tendrá nombre propio otra vez y Yo suplicare por sosiego y esperare un consuelo para no morir.

Tomaste tu decisión niña, el Veredicto esta dictado, nuestra separación es lo único que compartiremos, es una realidad soy un condenado y Yo, solo tendré que decirte adiós, aunque no quiera. Gracias por el tiempo, pero esto es el último agradecimiento que escuchas de mi parte.

Enciendo otro cigarrillo, expelo el humo como intentado sacar de mi todo aquello que no soporto, aquello que escucho y nunca quise escuchar; me detengo miro, paso y continuo, sigo siendo el mismo, mas lento, mas cansado y con menos fe, pero el mismo aquel que ya no puedo ser, el que sigo siendo sin querer. Es Veredicto de disidencias presentes, Veredicto de desamor por una mujer.

Ya es de noche, el frio impera sin darme explicaciones….

miércoles, 14 de abril de 2010

El Teléfono Ya No suena

El teléfono ya no suena, y la noche sin palabras parece tenebrosa, su voz y sus palabras no hacen eco en mis oídos, el auricular mudo solo propone silencios largos y prolongados.
Veo el listado, cantidad de nombres, cantidad de números, cuanta gente y ninguna, contemplo el teléfono móvil que compre hace tanto y que tanto me gusto, ese tan caro tan nuevo, el color justo la versión exacta, la marca que frecuento siempre.
Si ese teléfono que rebosaba de llamadas, propias y ajenas, de ella de otras, ese aparato que tanto ansié tener y que compre sin diminuciones de precios o comentarios de terceros, este teléfono que ya no suena.

Leo los mensajes, interpreto al emisor con sus caracteres tan personales, leo, leo mucho los tantos que hay, todos esos que me enviaron, contemplo su opinión a por mi, les contesto de acuerdo a la situación, los halago o los insulto, les digo te quiero o te odio, les contesto por su interés en mi, les patrocino mis aventuras y deseos, les confieso mis debilidades, alardeo de mis potestades y distraigo el tiempo mal hablando.

El teléfono que ya no suena, me repito y duele (lo confieso), su silencio se parece al mio, creo que es el mismo, su antipatía a desplegar voces fuera de mi mundo me enferma, me conmueve en el sentido, me amarga hasta lo dulce, el teléfono que no suena me aniquila y aun no comprendo su silencio, su testarudez al no contestarme, al darme la espalda.

Veo el listado, los nombres y sus números, intento marcar pero no me atrevo, marco pero no contesta, hace tanto que lo tengo, hace cuanto que no lo uso en beneficio de mi persona, hace tanto que no me da una satisfacción real, una sonrisa verdadera un adiós comprometedor un beso a la distancia. Mi teléfono no suena y su silencio marca mi existencia, acalla mis latidos, cercena mis palabras las vuelve nulas, enmudece el corazón….
El teléfono ya no suena y todo con el enmudece, se enfría la habitación sin palabras, se oscurece mas la noche sin un adiós con promesa de un nuevo hola, me ahoga la ausencia de un porque, de por cuanto, desenmaraña mis bajos sentimientos de soledad y melancolía, no sirve tenerlo, no cumple su objetivo, su vos no suena su intención no llama, solo la ausencia me sujeta las manos, el teléfono que no suena es mi único acompañante esta noche de lluvia.