No sé qué pasa en este lugar, empuja uno la puerta con lágrimas de sal y veo desde el asiento de atrás, en mi pequeñísimo mundo, acá en el interior de la prematura conciencia: El tiempo no cura, olvida.
Hace quilombo, hace lo que querrás...
Que Yo sé, que de noche vos me pensás.
El mundo se dirige velozmente a un lugar muy turbio, estropajo aún mucho
más turbio que en el que se encuentra hoy; depresión sin ética. Recordar es
volver a vivir, pero solo rememoro muerte a veces... me
desperté sin muchas ganas. Son las 09:55 y tengo una leve sensación de querer
llorar, claro no lo hare, pero sé que está ahí adentro, como segundero
imparable.
Nosotros los infelices, los que no conseguimos
dormir de noche, insomnes del horror. La horda que odia a la horda, por ser y
comportarse como una horda. Veo el vaso a medio de llenar de whisky, como el
corazón a medio llenar de amor, no se decidirme, cual boto cual bebo.
¿¿¿Entre el whisky y el amor decís (???). Cosa difícil he de decir,
ambos calientan mi pecho cuando me los tomo en serio.
Me pregunto si un día de estos te da por
escribirme de nuevo, nos miramos con odio, nos queremos con justicia o con
venganza, y las horas entre ambivalencia se quedan con sed de whisky, depresión
sin ética.