jueves, 26 de noviembre de 2015

En un día

Hay un planeta que gira lento, orbita entre salto y salto eones tiene su edad, ha visto incalculables especies y formas. Ha girado sin cansar por extremos de hielo y fuego, ha visto bombas y flores, risas y llanto.
En pleno siglo XXI de una era inventada, se erigió la Ciudad de la Gente sin Rostro; todos los seres habidos y por haber han vivido y muerto ahí, Yo vivo en ese lugar; donde moran las sombras sin cara, sin mención, sin palabra. Existieron sombras extraordinarias, si, sombras capaces de crear música, arte y poesía. Nudos humanos incomprendidos odiados y amados muy raras veces. Sombras con ojos.

En esa Ciudad de Gente sin Rostro apareció un día, uno de esos días que parece que nada pasa, todo para mi paso. Frente a mí, una mujer apareció, una mujer increíble, una sombra que no era sombra; capaz de darle forma a lo que no se veía, de regalarle perspectiva a lo plano, de hacer oír su voz en el silencio donde muchas otras voces no alcanzaron mis oídos.
Aquella mujer, puso sus pequeñas manos sobre mí y las sensaciones nacieron, me dijo mira y pude ver, me dijo oye y escuche. En el mundo tiritante en la Ciudad de Gente sin Rostro Yo vi su rostro, bese su boca, probé su cuerpo y todo fue claridad, cálido y sublime, fue real y así lo infinito tuvo final y la noche conoció el día.
Nací.
Fui creado y por esa causa condenado en si a morir.

Todos siguen siendo sombras sin rostro para mi, silencio sale de sus bocas pues no los escucho y sin tacto pues no los toco ni intiman conmigo. Solo ella, ella sola entre todos los demás adquirió figura y solo Yo pude verla. La ame, la amo mucho aun y me amo, y ya no me ama mas tampoco. Pero en su ínfimo querer, tuve forma, color, tacto y sonido. Deje de ser sombra, deje de ser nudo. En sus brazos Yo era Yo y ninguno mas y ningún otro. Pero ella, ella que tiene luz y armonía y claridad no podía, no quería quedarse conmigo. No sabe querer aunque lo crea, no sabe amar aun cuando se le ama, es libre no tiene bordes su mundo, ingrávida toca tierra cuando el antojo le gana y prende en vuelo cuando voltea para ver mas lejos.

Me voy dijo un día, y no me pregunto. Mi opinión no valía para esta aparición sublime de la carne. Adiós me dijo, adiós aunque Yo soy incapaz de despedirme. Y así como me regalo la forma, el amor y el sonido. Me dejo legado el dolor de las lágrimas del amor despedido; no lloro ni vio hacia atrás, no pidió disculpas no escucho reproches, corrió en camino de otra o muchas sombras, y mi amor que era suyo aun llora en las noches. Y mis ojos que la vieron no la ven más.
Porque ahora siempre es de noche para los ojos que no tiene luz, la luz que la alegre visión que su persona me regalo con caricias. Con mentiras que sonaban a verdad. Es todo y es nada, y aun cuando ya no es nada es todo en mi vida.  Puse te extraño tanto, no leyó el encargo.

El oxímoron de la creación, el beso de la Parca, el frió que eriza la piel, tiene su cara.


Hay un planeta que gira lento, orbita entre salto y salto eones tiene su edad, ha visto incalculables especies y formas y en la Ciudad de Gente sin Rostro, yo tengo uno, pero está envuelto en lágrimas, tengo vos pero ella no la oye, tengo tacto pero no puedo tocarla.  En esta ciudad donde todos los habidos existen, existieron o existirán un día, todos los dias Yo estoy solo en la sombra de su adiós que peca de libertad...

jueves, 5 de noviembre de 2015

Te Imagino

A veces me paso mis tardes frías imaginando, aunque no debo imagino, me la paso imaginándote. Pero Yo también aprendí a mentir sutil. A alucinar despierto. Si todos los días me disfrazo emblemático del todopoderoso señor de esta casa que aun roto, proclama y aclama su vida. A pie juntillas se lo dije, pero no me creyó y sinceramente tampoco me la estaba creyendo Yo, por eso te imagino pactando con el dolor.

Te imagino con tu cabello inextinguible recogido, tildando recuerdos sentada frente a un escritorio con la computadora en mil páginas web con tus informes y bufandas, me imagino imaginando el lunar inexorable ese que esta sobre tu parpado, o trivial acariciando la cicatriz en tu mano, esa misma que apretaba en las noches antes de dormir trueque de sueños bonitos; si imagino, me imagino con el olor de tu piel, augurio tan dulce, tan grato e ingrato, tibio y candente, aroma de tu piel imagino.
He aprendido a ostentarte, abres los ojos dentro de un sueño, y el sueño ya no es sueño y la realidad ya no es realidad. Por lo visto el demonio personal depende de cuál es el fantasma que nos atemoriza repentino como viento del norte.
Todas las veces que tuve que irme de algún lugar me dio un dejo de melancolía. Pero para irme de vos clandestina, tuve que salir de mí y eso dolió.
Por eso te imagino, dondequiera siempre te imagino, aunque no deba me imagino imaginándote.

Aunque no deba me paso esas tardes imaginando si pensaras en mí, canjeando el destino como pienso Yo en ti; si sientes frio en los pies cuando hiela la tarde, si te pintaste la boca antes de besar a otro que no soy Yo; me malgasto los minutos convertidos en horas, inventando que palabras dirás, y también las que me ocultaras, cuantas sonrisas regalas con parsimonia a los ojos que te miran o si lloras caótica bajando la mirada. Como siempre lloras.

Imagino que suspiras y que el suspiro es para mí, te imagino abstracta frente al espejo contemplándote hermosa. Te imagino insondable, te imagino tantas veces calmosamente aunque no deba.

Te imagino.