Mis
monstruos humanos interiores, siguen enamorados de tus monstruos humanos
internos... Somos la decadencia andando al abismo. En la tempestad intranquila
de mi sangre, se están formando malas intenciones, si, son los colores oscuros
que sombrean abigarrando mis instintos.
A
veces me confundo, me mimetizo con mi silencio. Conozco esa oscuridad de la que
hoy haces gala, yo también veces me confundo, me mimetizo con mi silencio...
Yo
estuve antes que tú en ese mismo lugar, es más que menos y viceversa, pero en
su triste estadio, no encuentra la ansiada certeza. Una invocación infalible...
Un susurro que calla más de lo que sabe. Entonces pienso y escribo y a gritos
silentes me pregunto,
Y
te pregunto;
Quien
se paseará por tus oscuros sueños en estas noches de insomnio. La vida misma es
tan irónica que posee tintes de sadismo en cada esquina de cada calle y en cada
ser, de cada historia, es materia inconclusa, pendiente, que traza la línea del
resto de nuestros días. Yo la conocí escapando, como ahora escapa de mí. Y de
ella aprendí a correr en contra de mí.
Hay
poquito de mi para cada uno, lo que si tengo de sobra y en exceso para todos en
lo malo que llevo en mi. Mi ordenador nuevo, mi nuevo perfil, mis viejas ganas,
mis presentes miedos, la ineficacia del sistema y mi antipatía generalizada...
«Hoy».
Acechaba
en la sombra, un beso.
Entonces
un día, su boca toco la mía,
Y
de inmediato supe que besar así, nunca más para mi existiría.
Entonces
perdí, ganando, perdí... Perdí la vida. Ahora lo sé solo las historias
ficticias tiene finales simples y felices. Las reales, como la mía y la tuya,
tienen fin y nada más. Mis monstruos humanos interiores, siguen enamorados de
tus monstruos humanos internos... es materia inconclusa, pendiente, que traza
la línea del resto de nuestros días.