jueves, 4 de noviembre de 2021

Por la escotilla

 

En una noche fría de noviembre, voy en un avión que me sacara de la inmensa ciudad donde habita la mitad de mi corazón. Las luces parecen estrellas y las estrellas lagrimas que corren por la escotilla. Veo el cielo nebuloso de frio y solo pienso en sus brazos en sus muslos y el calor que en mi encienden, dije que no lloraría, dije prometí tantas cosas, cosas que cumplir me quedan grandes, cosas como no llorar, como no esperar, como no sentir... 

y mientras este avión toma velocidad y me escupirá de su mundo, el corazón me late acongojado, lucido, pero con gotitas de agonía, cielo de noviembre, mi noviembre que me vio nacer, noviembre que me ve partir.
 
Lágrimas de cielo en la ciudad de las carreteras sin fin. Atrás cientos miles de kilómetros, atrás quedan sus abrazos, sus dulces besos, los sonidos de su cuerpo y miro el mar negro, las luces haciéndose pequeñas, la gente volviéndose nada y las palabras de su amor en mis oídos ensordecidos por el motor del avión intentan oírla a lo lejos...
    Adiós amor, dice mi mente. Adiós amor, repite mi corazón. Adiós amor, dicen mis labios mientras la ciudad inmensa se hace pequeña a lo lejos entre tumbos de la fuerza del viento y la ingravidez inducida. Mi corazón sabe la respuesta, eres tú, tu... mi redención y mi futuro.

Cielo de Noviembre con su Luna enamorada, ese viento frio en el rostro esa sensación de estar en casa.
Cielo de Noviembre, tan perfecto, tan sereno a once mil metros de altura.
 
Amo cuando duermes
    cuando respiras profundo

Amo cuando entre sueños pronuncias cariños.

        Amo tu cabello que anda donde quiere

Amo tu voz cuando habla otros idiomas

Amo tus ojos cuando se empequeñecen por la emoción y tu nariz                             cuando roza la mía

Amo la línea de tu espalda y los lunares que la acompaña, los dedos                     de tus pies,

los pasos que crean tu camino, 

        Amo tus manos que me sujetan y tus risas que me alegran

Amo despertar y verte, porque me regala futuro

Te amo y aunque suene a poquito es todo y lo más valioso que tengo                     y es solo para ti.

 
Viendo por la escotilla mi corazón que late sin parar me abraza como sublime revelación a tu cintura, aunque estés once mil metros abajo. 

En un avión que me sacará de la inmensa ciudad donde habita la mitad de mi corazón, voy pensando que será del futuro, aunque hoy es noviembre.