viernes, 15 de abril de 2016

En el diurno mar

En medio del inmenso mar que me rodea, con la brisa en el rostro, con las aves alejándose, con la sal en el ambiente, así estoy Yo, Yo aquí pensando en Ti, y en el momento cuando te vea de nuevo y vuelva a amanecer en mis ojos lejanos! Durante años he escrito sin costuras, cosas acerca del amor, me pregunto qué escribirá el amor acerca de mí?

Mi corazón ambulante, arrojo el ancla, fijado a un punto desarbolo sus dudas enraizadas y en la playa tranquila se dedicó a soñar. Dormía, y su calor corporal me arrullaba los escalofríos de antaño, que se vuelven transparentes, tras un beso de sus labios color rosa...

                Pon la balanza!

Pon la balanza «grita» mi razón...!

Y no hace mucho tiempo atrás, los sentidos percibían distinto y los sentimientos corrían en direcciones diversas y los ojos veían sin ver. Me han plagiado cierta inspiración, me han regalado cierta tranquilidad... Se ha equilibrado el universo, al mundo le falta cierta poesía!

Pon la balanza! Pon la balanza «grita» mi razón...!

Pero mi corazón ambulante, arrojo el ancla, fijado a un punto desarbolo sus dudas enraizadas y en la playa tranquila se dedicó a soñar. Así, estos ojos abiertos en la oscura noche, y absorto en pensamientos abruptos que no encajan en sueños; susurre Tu nombre. 

Como un buen blues! Como un perfecto amanecer...

Como la culminación del deseo, es lo que representas en mi vida! Quien fuera océano y llegara y se fuera... Sin olas que sufren por ausencia sin arena que espera otra marea!    Quien fuera!   Yo pensando en Ti.   En medio del inmenso mar que me rodea, con la brisa en el rostro, con las aves alejándose, con la sal en el ambiente; así estoy Yo,


Yo aquí pensando en Ti. 

Soñando

Y entonces aquella mujer perfecta, que Yo había estado observando detenidamente y en silencio, se acercó a mí... y con su delicada y pequeña mano acaricio mi rostro con tanta ternura que mis  huesos tiritaron.
Es entonces cierto que no me quieres   -le pregunte-,  de su hermoso rostro surgió  una sonrisa y me dijo:
 - simplemente te estas poniendo viejo

-.... entonces -desperté -...!

Me levante del sueño cotidiano a media tarde casi el anochecer, me incorpore parpadee alejando la somnolencia de mis ojos cansados, atendí la pulsera de mi reloj que estaba floja y la ajuste a mi muñeca izquierda, pase frente al espejo que sin inmutarse me recordó que aún era Yo, seguí de largo mi camino pero algo contuvo mi atención, a través de la translucida ventana, todo ahí afuera pasaba.

Mire entonces en dirección de su casa, en dirección de su persona allá lejos las nubes grises parecían furiosas, las descargas eléctricas formaban figuras caprichosas en la lejanía y la oscuridad prófuga urgida corría  escapando de las lenguas de los  relámpagos que alumbraban el infinito cielo,  aniquilándola, algo me fue revelado entonces,   

                - las cosas habían cambiado -.

Cuando desperté del iracundo presagio mantuve la soltura de que el sueño, había sido algo más que solo un sueño, sostuve el desatino de ser solo la mala racha de inciertos en mi contra que habían acontecido a lo largo de ya más de veintitrés días, curioso cómico, yo nací un día veintitrés. 

En lo cenagoso del oscuro sueño había visto acecharme a mí, la sombra de esa certidumbre nefasta que huele a panteón, que sabe a tierra y hiela los huesos, era la precognición barata de la muerte que cualquier interprete de tazas de café hubiera identificado como tal.

 – no me quedo duda -.

Tampoco me asuste, muy a pesar de mis fantasías filosóficas acerca de eternizar siempre la pesada realidad a combatido mis ostentosas ganas de superar a lo inevitable.
A veces ante la situación simplemente me siento triste..., es un mal sentimiento,  pero es parte de saber que aún tengo cosas por hacer, muchas cosas, cosas importantes,  una de ellas es Sonreír muy Sinceramente! Hay cierta congoja en esta Alegría que hoy siento, será un presagio del mañana feliz que espero quizás y que entiendo melancólico y real en ausencia de alguien o quien sabe

- quizás la ausencia propia -.

La precognición me pareció clara y suspicaz demasiado certera y aunque mi juventud todavía me permite sentirme ajeno a los brazos de la parca, sé que del insalvable naufragio no se salva nadie.
                Entonces, así sin más un día cualquiera, después de tantos días de querer adivinar el momento preciso en que se precipitara mi caída, la cual creía yo conocer – de antemano -, apareció sin más ni más aquella figura elegante que sonrisa fresca saludo mi persona. 

– Fue claro entonces -.


Esa noche por sobre todas las noches, ese instante por sobre todo instante, ese sentir y esa mujer por sobre todo el Universo