Los fulanos domésticos cada día se vuelven más
salvajes. Las menganas más precisas y
los sultanos nos quedamos ciegos; así los sollozos van tomando carácter
confesional, cuando el imaginario colectivo adquiere corpórea materia terca del
Yo.
Si, si... Es pura palabrería para
decir que no tengo ganas de olvidar.
Mi tarea como bufón es correr el velo, sonreír
y llorar en esta nave llena de locura universal. Y digo; el amor en este mundo
es ambiguo y auto intoxicante, sin embargo, este final propio conlleva un
inicio... Hay gente que pierde a sus demonios para ser feliz, también quien los
encuentra para el mismo motivo, has dormido mis insomnios,
¿has comido de mi hambre?
Todos somos parte del
silencio de alguien.
El sonido de la calma especulativa,
el todo de la nada vinculado. Piezas del puzle de la eternidad sedentaria; y el
registro épico que afirma la obsesiva tarea de los sultanos al andén de guerra,
de las menganas emancipadas obteniendo su lugar y los fulanos tomándose un mate
viendo el atardecer.
¿has comido de mi
hambre?