lunes, 12 de diciembre de 2016

Presunción De Felicidad



Tengo presunciones que restauran mi capacidad onírica, lastima el insomnio no me abandona para poder soñar un rato. Me pregunto por ti y las respuestas que han emergido y lo siguen haciendo, son tan sorprendentes como obvias. Entonces preguntas por las amenazas y nadie sabe dónde cazzo fue a parar la supuesta dignidad maltrechada con letras. 

    El susurro a cuestas, la flagrancia grata, las visitas a la familia y sus consabidas mentiras. El timbre ingrato, el placer de un rato.

Los paseos en el parque, la televisión encendida, los juegos de mesas tramposos, el exquisito derroche de franqueza. Hojas en el suelo El despertar a media noche, la ansiosa espera, la canción en la radio y el césped alto. Sus tacones en el suelo, los platos sucios. Las peleas cotidianas, el desayuno de cena, el pedal a fondo en la carretera, la miopía en el cine mientras apretó su mano pequeña. Tu paradigmática, arquetípica, condenada...

Y Yo acá, en igual condición queriendo ser libre queriendo liberarte. Como todas las cosas magnificas del mundo esto no tiene una explicación que agrade la razón, solo sucede y sucede bien, Te Quiero! Ahora poseo una Felicidad que supera todas mis expectativas, que dejo cortos mis sueños.

Ahora tengo una Felicidad ineludible que lleva tu nombre, y vivo y sueño con las ganas de golpear mis labios contra tus labios, y hacer apaleados con besos con deseo nuestras bocas! Panlogismo despiadado. Desperté del sueño profundo, había frío y estaba oscuro, pero en la penumbra escuche tu tibia respiración y todo fue tranquilidad.

Un Amor sin antifaces soñaba Yo, un ideal que me llevara a mis mejores deseos esperaba, llegaste Tu; y todo fue cumplido, todo tiene porque, ahora Te contemplo abstracta, en estado puro, brumosa y transparente, te observo mía tal cual soñé...

Te sueño y vivo ese sueño existo ya solo a Tu lado.  Tengo presunciones de felicidad.




Vos no sabes

Como se desdice lo dicho. Vos no sabes, pero te sueño y te escribo este verso, hace ya mucho tiempo. No para ti, ni para mí, hablo de un nosotros de un mundo más acá. Tengo un abismo en el bolsillo del cual saltare el día que despierte y en verdad ya no recuerde. Ese día aprenderé a volar... Verborrea, inclinación al prefacio, terror al final.

       Me considero un soñador y no me avergüenzo. Hay que soñar, tener anhelos, apasionarse... Conoces mi mirada, esa que dice que te ama, la que sabes a la perfección que te desnuda y no pide perdón. Yo solo sé, que los solitarios estamos solos, porque un día hubo alguien que cubría todos los espacios de nuestro mundo.
La coincidencia entre un momento histórico contestatario y una desaparición momentánea. Ese tratado con resonancia menos enfática, con más obligación que gana, con más silencio que palabra o escritura.

¿Pero de dónde surgió todo esto? La respuesta no es sencilla.

Impaciente por la secuela. Peripatético por vocación.  Tengo el sencillo placer se escribir mientras el mundo se acaba fuera de mi simple y llana hoja de papel. 

Soy un predicador pagano, mis palabras son promiscuas, mi fe de erratas, mi corazón de lapislazuli que se largó.


Como se desdice lo dicho. Vos no sabes, pero te sueño y te escribo este verso, hace ya mucho tiempo. Pobre de aquella muchacha a la que el mundo se le ofreció y decidió el destierro. 

domingo, 20 de noviembre de 2016

Cuando la ola rompió

Ese niño extraviado sentado en el bosque de la indiferencia oscura, aferrado a una sombra de un gran árbol cuenta cuentos, ese que te llama. Y me descubro y te descubro humana, y fallida y en soledad, y sos mi espejo porque reflejas eso que siento, eso que soy, ese niño perdido que narra.

Vos no sabes, pero te sueño y te escribo este verso, hace ya mucho tiempo. No para ti, ni para mí, hablo de un nosotros de un mundo más acá. Se te olvida que portas en el alma, eso que ya no soy.
Eso que sueño y busco obnubilado en los jardines secretos de tu corazón sin dueño. Pero volás, vos volás lejos, no me escuchas, nadas entre nubes, lloras y llueve en mi mundo.
Se te olvida que anclaste en mi muelle. Se queda corto el ocaso y desnudo el intento, porque al abrazarte siento que tiene futuro lo incierto.

Vos sabes que no tengo casa, porque sos mi hogar y volás, y volás lejos y regresas como primavera, sabes que soy huérfano sin tus besos. Esta cama matrimonial que carga noche a noche un divorcio. La voz a medias que llama y nadie contesta. Te acuerdas, te acuerdas de mí. Vi caer una gota y luego otra y otra. El cielo estaba despejado, era una tarde cálida y apacible, claramente no era lluvia lo que veía. Besaba aquella boca color rosa, la besaba con mi vida, nunca probé mentiras tan dulces, nunca me atreví a pensar que eran dulces falacias. Desabrocho con su pequeña mano otro botón de mi camisa, puso el índice en mi boca, haces ruido me dijo. Era mi corazón que golpeaba mi pecho.  

Baje la ventanilla del coche, hacía calor, tu dormías placida y Yo aceleraba a fondo. Me urgía llegar al futuro, no tenía idea no tenía idea. Quien te tomara de la mano en tus ratos libres, quien será el que ve en tus ojos lo que Yo ya no veré. Tal vez en otra vida, al cruzar una calle cualquier calle, nos volvamos a mirar; tal vez me sonrías, tal vez Yo diga hola...

Cuando la ola rompió a nuestros pies en aquella playa al atardecer, Yo invente sonetos para toda la vida. Pero la vida acababa en ese golpe.



martes, 11 de octubre de 2016

La Huella Herida (Naufragio)

Puso un pie en la arena se hizo uno con la playa la ola beso la huella herida.
Desde ese día
El mar llora su partida.

Este tropel de sentimientos que acuden a mi taciturno entierro. Funeral de un engolado y ortófonico sentimiento de amor sin destinataria. Absolutamente expeditivo y caprichoso destino y sus subordinados, tú, entre ellos hacedores de lágrimas y mentira. Exiliada por decisión.
Yo ese astro errante, esa cometa que fulgura tan lejos que orbita tan excéntricamente que por razón de distancia no puedes ver. Parezco oscuridad

– lo soy -.

A quien vaya a matarme, al consumador de mi fin en este naufragio lleno de arena, le pido que se apresure... Hay un laberinto que todavía no resuelvo, quiero creer que la liberación esta tras esa quimera de muros.

Somos objetos extraños y fantasiosos, que guardamos en nuestro interior dulce felicidad y oscura melancolía en el mismo lugar. Una huella herida en una playa sin sangre.
Súper auto exigencia... Y vida de ocio, a quien le pongo cabeza, al mal humor o a la neurosis colectiva? Ojala me hubieras querido como Yo te quise. Con un poco menos que eso, hubiera sido bastante.
Bastante para quedarte.

Tu paradigmática, arquetípica, condenada... Y Yo acá, en igual condición queriendo ser libre queriendo liberarte.

Y quien recoge los pedazos, los despojos que el huracán silente tras de sí dejo en mi interior. Quien le da de comer a la pequeña Muerte. Hay cierta teatralidad en aspectos diurno de la rutina, en colgar el teléfono o al sujetar el picaporte.

 Pero no los vemos por vernos.

Abrió los ojos por primera vez, descubrió la existencia pero era demasiado tarde, el suspiro había terminado y con él su idilio con la vida. Ella no recuerda que soñábamos juntos, el mismo sueño. Yo no puedo recordar como despertar.  Por eso me enamoré de la mentirosa que tiene un antifaz en forma de corazón y me conforme al teatro del sentimiento.

Puso un pie en la arena se hizo uno con la playa la ola beso la huella herida.
Desde ese día
El mar llora su partida.




miércoles, 14 de septiembre de 2016

Epilogo

Y firmado el pacto con La Muerte diletante, solo me queda transitar y escribir más por lo que me queda aún de vida. Renace el día en mi comprensión. Sé de súbito y no de improviso. Que este es el epílogo de mi canción.

Las huellas del amor en mi colchón, como maldición que me recuerda, este multitudinal conglomerado obsceno y recurrente de sueños rotos...
Si, solo ya sin ti, como en un filme de bajo presupuesto, vas corriendo a contracorriente con el final súbito de un guion de segunda.

Puro desfase.

Nadie ha chocado contra el cielo, pero espero que las estrellas estén más lejos de lo que cuentan, no quiero volver a impactarme en seco.
Quiero ser libre de ti o esclavo tuyo. En mi habitación llena de libros, de tabaco y perfumes, de letras propias y ajenas, llena de otros «Yo»... Vacía de ti estoy proclive a alucinar en este estado de ruptura y silencios.

Si, ese momento en la caída, cuando todo cobra «sentido» y aunque no hay más nada por hacer precipitado, el miedo ya no existe cerca al suelo.

Descalzo y viendo hacia arriba...

No necesito alas, estoy en la «caída».

Cerré los ojos, me exilio al oscuro momento de tu ausencia... Cerré los ojos para no ver la nada.
Para engañar al «silencio». 

Renace el día en mi comprensión. Sé de súbito y no de improviso. Que este es el epílogo de mi canción.

sábado, 13 de agosto de 2016

Susurros del Autor III (Cuentos Cortísimos)

1.
Tengo una historia, que trata de lo nuestro, tengo la historia que fraguo un genio maestro.

2.
El rechinido fugaz del marco, de aquel viejo cuadro me despertó, me hizo girar sobre mí, me levante. Ahí sobre el cristal guardo tickets, recuerdos, papeles viejos.
Entonces tu foto sonriente que me observaba me dejo mudo
Me desarmo…

3.
De cocinar he aprendido, que no es arte ni ciencia.  Es mera semántica y sintaxis. Es algo tan simple
Tan natural
Tan exquisito
Como hacer el amor…

4.
Acechaba en la sombra, un beso.
               Entonces un día, su boca toco la mía,
                              Y de inmediato supe que besar así, nunca más para mí existiría.

5.
Una visión de una historia perfecta se proyectó en su mente, tenía el pelo revuelto como quien acaba de levantarse, tenía una suerte endiablada, se irguió como si un rayo lo hubiese golpeado, despertó del trance. Se froto los parpados, engullo con la faringe saliva.

6.
En la Ciudad de gentes sin rostro, vagabundea un poeta, recorre solo los recovecos de este arrabal en primavera...



7.
Estaba viendo por la ventana, me vi corriendo, huyendo despavorido, me vi no ver hacia atrás...
               Me vi perseguirme.

8.
El la vio de frente y de perfil… y aunque ella aseguraba que se conocían,
El juraba no haberla visto nunca.
               Aunque algo en su interior, algo saltaba de emoción, de esa emoción parecida al encuentro.

9.
No era que la idea de la locura fuera una muy buena opción. Pero el placer que le proporcionaba la libertad de los estándares de la cordura auto impuesta, le era muy reconfortante. – Pensó-,
 Viendo desde atrás de los barrotes de la habitación acolchonada.

10.
Sintió helada la mejía derecha, al descubrirse acostado y de bruces sobre el frio suelo de su alcoba, quiso reincorporarse pero la congoja en el pecho y el dolor en los muslos no se lo permitió.
Lo descubrió entonces, ya era muy tarde.
Había entrado ya, ya gobernaba en su interior,
Estaba enamorado…




Cuchillo (No había otro fin predecible)

Le vio a la lejanía, creyó reconocerle de inmediato, camino sobrio y presuroso a su encuentro, a escasos metros, supo de inmediato que era el, ese con el que nunca quiso encontrarse y sin embargo había estado preparándose tanto tiempo para su encuentro. Apretó el cuchillo fuertemente con la mano sudada.

El filo de metal brillante, le recordó los días tibios y tranquilos que había perdido, el viento suave que acariciaba en un momento su vida entera, rememoro la vida toda que había dejado atrás por decisión ajena, y no contuvo más la calma, acelero el paso, le vio el rostro, los ojos… tan cerca, tan lejos.

Se supo listo, inmisericorde, cobarde y valiente cualesquiera que sean sus expresiones y definiciones, se encontró ahí, justo frente a la figura que andaba despreocupado, creyendo ser, como en su momento también lo pensó y aseguro. Apretó el cuchillo fuertemente con la mano sudada.
Del otro lado de la acera los viandantes, transitaban ajenos… sombríos presurosos, sin rostro hacia ningún lugar en medio de la nada que todos llaman ciudad.
Extendió su mano, la vacía, la sintió hormiguear. No tenía duda alguna, tenía más bien prisa y necesidad. Miedo y vanidad mezclada.  Se incorporó dolorido de las articulaciones cansadas de llorar, de su espalda aturdida por el stress, de incorporo del súbito ahogo desconsolado, y entre la multitud se sintió abandonado, como si el mundo estuviera vacío, vacío como su interior, como su memoria ya fallida de tanto pensar.
Solo estaba el, y la otra figura, esa que hacia apretar el cuchillo fuertemente, tan fuerte que la mano le sudaba.

Una visión de una historia perfecta se proyectó en su mente, tenía el pelo revuelto como quien acaba de levantarse, tenía una suerte endiablada, se irguió como si un rayo lo hubiese golpeado, despertó del trance. Se froto los parpados, engullo con la faringe saliva.

Sintió los labios fríos, los apretó, mordió con fuerza para saber que no estaba soñando, ahora sus pensamientos le resultaban ajenos y extraños, pero el dolor no disminuía en nada. Había más claridad que duda. Pero el trayecto hacia la figura se hacía interminable y agotador, como si la Muerte ya lo estuviera seduciendo. No había medida que abarcara su encuentro.
Escucho las monedas en su bolsillo, el peso de su teléfono móvil, el humo de los vehículos viejos, la pestilencia de esta ciudad insomne, la sangre corriendo a prisa en su interior, el ruido mudo que ensordece y que nadie parece escuchar.

Sintió el tacto húmedo de su propia humanidad, recordó de nuevo lo perdido, lo robado… lo inventado y codiciado. Las lágrimas que un día cayeron por su rostro, el silencio que acompaña la noche, y la noche que cuando quiere es mala ramera.

Camino sobrio y presuroso a su encuentro, ya estaba frente a la figura, supo de inmediato que era el, ese con el que nunca quiso encontrarse y sin embargo había estado preparándose tanto tiempo para su encuentro. Apretó el cuchillo fuertemente con la mano sudada… Tras la trifulca colectiva, y el ímpetu general de la osadía compartida, sucedió el silencio. La habitación estaba vacía, y la sangre en el suelo, como premonición de un futuro no muy lejano, hizo de manifiesto que mañana alguien faltaría.


No había otro fin predecible.



jueves, 14 de julio de 2016

Anonimato

El amplio espectro de la mentira, es incluso más determinante que el de la ilusión! Quién y por cuanto tiempo gana? Quien sonríe al final.
La algarabía confusa del pecado repetitivo! El dulce anonimato de mi infierno...

Te inventare un tierno verso, y será el fin del cuento. Es el dulce anonimato de mi infierno. El periplo del que porta una anarquía, convertida, metamorfeada por el azar en amor! Amor del bueno...
Me da miedo el silencio. Ausencia. Porque el silencio que Yo percibo, son las palabras que alguien más escucha. Y llore, llore tanto llore porque el dolor de tu ausencia me derrumbo y mis lágrimas no pudieron ser contenidas.

«Esa es la incertidumbre»

Mis lágrimas aún se salen de mis ojos sin querer...

Te extraño Yo tanto que siento en las noches frías como esta, desaparecer! Mis pensamientos más profanos y oscuros se apoderan de mi mente.

Quien fui, quien debo ser. 

El Karma es la manera poética en que inadvertida y categóricamente interferimos en la vida de los que nos molestan y viceversa.  Este es el legado del amor. 

  Esta diáspora que ha surgido entre nosotros, por decisión, por consecuencia, por idiosincrasia sobre todo.
 Y en detrimento del «nos».  

Que será esta sensación.

Que es esta pre cognición que mis sentidos me advierten. En que falacia he concurrido?
Quien me miente.
El dulce anonimato de mi infierno...



jueves, 16 de junio de 2016

Abigarrar


De las viceversas se mucho. En especial de esta, de esa que lleva tú nombre. Quiero ser el astrónomo de tu piel... Contar tus estrellas.

A este conjunto de bisagras cartilaginosas, esta tubería de sangre oxigenada, esta red eléctrica de sensaciones... Le hace falta tu suspiro. En la armazón de posibilidades es la «caída» la única segura, pero quien quita que un día este artefacto de huesos «despegue».

Me disfrazó de Picasso y lanzo al aire colores, matices... Abigarrar no siempre es correcto, pero el arte es morbo en movimiento. Yo amo tu corazón roto, tu corazón herido.

 Te amo así, porque mi corazón roto también conoce el dolor que estas llevando,
Está a la «mitad».

Desperté...

El Gallo canta, matinal, le da igual que día sea, desconoce los días, solo vive todo el tiempo y canta porque es vida. Y con el canto se me alegran los fantasmas, pero ese día danzaran mis demonios... Ese día... De las viceversas se mucho. En especial de esta, de esa que lleva tú nombre.



 "Son coeur est un luth suspendu; sitot qu' on le touche, il resonne." #Poe

jueves, 19 de mayo de 2016

En el hombro de la Luna

Estaba viendo por la ventana, me vi corriendo, huyendo despavorido, me vi no ver hacia atrás...

Pero, no era «Yo».  Este insomnio dormido me juzga sin precedentes.

Yo estaba acá anclado. Le busco el hombro a la Luna para sopesarse un rato acurrucado en ella, pero hoy también ella,

                Está ausente como tu...  dondequiera.

Súbito desbarato de la noche, desgarro de tinieblas presurosas a caer. Viene la madrugada, nos descubrirá con sol, nos vera solos; pues la oscuridad ha resuelto quedarse dormitando en nuestros sueños.

Solo caminaba por la acera de la conciencia que los pesados años a puesto a cuestas, la escalinata de consecuencias, el albur clandestino y añejo de cuadra, de barrio. De pasado, de críos jugando con las rodillas empolvadas, con el regaño de ancianos, con el cantar del borracho de la esquina el que siempre, cantaba:

~Somos humanos sufriendo en un triángulo de planas probabilidades rectangulares! Colmada de flamantes augurios y esquivos detalles, cualesquiera la discreta vanidad~

Buscando, buscando el hombro de la Luna.

O quizás sea solo el soplo del recuerdo que la memoria trae consigo engañando al inusitado percance de la edad, de la madurez que presurosa de abalanza sobre los mortales hijos del polvo, herederos de la tumba, de la silenciosa Luna de ojos abiertos.

Experiencia sensitiva el ruido apabullante de mi conciencia, que colmada ha roto toda disciplina mental ha nacido un poema clandestino, muerto de antes.   

Le busco el hombro a la Luna para sopesarme un rato acurrucado en ella,

Pero hoy también ella,


Está ausente como tu... 

viernes, 15 de abril de 2016

En el diurno mar

En medio del inmenso mar que me rodea, con la brisa en el rostro, con las aves alejándose, con la sal en el ambiente, así estoy Yo, Yo aquí pensando en Ti, y en el momento cuando te vea de nuevo y vuelva a amanecer en mis ojos lejanos! Durante años he escrito sin costuras, cosas acerca del amor, me pregunto qué escribirá el amor acerca de mí?

Mi corazón ambulante, arrojo el ancla, fijado a un punto desarbolo sus dudas enraizadas y en la playa tranquila se dedicó a soñar. Dormía, y su calor corporal me arrullaba los escalofríos de antaño, que se vuelven transparentes, tras un beso de sus labios color rosa...

                Pon la balanza!

Pon la balanza «grita» mi razón...!

Y no hace mucho tiempo atrás, los sentidos percibían distinto y los sentimientos corrían en direcciones diversas y los ojos veían sin ver. Me han plagiado cierta inspiración, me han regalado cierta tranquilidad... Se ha equilibrado el universo, al mundo le falta cierta poesía!

Pon la balanza! Pon la balanza «grita» mi razón...!

Pero mi corazón ambulante, arrojo el ancla, fijado a un punto desarbolo sus dudas enraizadas y en la playa tranquila se dedicó a soñar. Así, estos ojos abiertos en la oscura noche, y absorto en pensamientos abruptos que no encajan en sueños; susurre Tu nombre. 

Como un buen blues! Como un perfecto amanecer...

Como la culminación del deseo, es lo que representas en mi vida! Quien fuera océano y llegara y se fuera... Sin olas que sufren por ausencia sin arena que espera otra marea!    Quien fuera!   Yo pensando en Ti.   En medio del inmenso mar que me rodea, con la brisa en el rostro, con las aves alejándose, con la sal en el ambiente; así estoy Yo,


Yo aquí pensando en Ti. 

Soñando

Y entonces aquella mujer perfecta, que Yo había estado observando detenidamente y en silencio, se acercó a mí... y con su delicada y pequeña mano acaricio mi rostro con tanta ternura que mis  huesos tiritaron.
Es entonces cierto que no me quieres   -le pregunte-,  de su hermoso rostro surgió  una sonrisa y me dijo:
 - simplemente te estas poniendo viejo

-.... entonces -desperté -...!

Me levante del sueño cotidiano a media tarde casi el anochecer, me incorpore parpadee alejando la somnolencia de mis ojos cansados, atendí la pulsera de mi reloj que estaba floja y la ajuste a mi muñeca izquierda, pase frente al espejo que sin inmutarse me recordó que aún era Yo, seguí de largo mi camino pero algo contuvo mi atención, a través de la translucida ventana, todo ahí afuera pasaba.

Mire entonces en dirección de su casa, en dirección de su persona allá lejos las nubes grises parecían furiosas, las descargas eléctricas formaban figuras caprichosas en la lejanía y la oscuridad prófuga urgida corría  escapando de las lenguas de los  relámpagos que alumbraban el infinito cielo,  aniquilándola, algo me fue revelado entonces,   

                - las cosas habían cambiado -.

Cuando desperté del iracundo presagio mantuve la soltura de que el sueño, había sido algo más que solo un sueño, sostuve el desatino de ser solo la mala racha de inciertos en mi contra que habían acontecido a lo largo de ya más de veintitrés días, curioso cómico, yo nací un día veintitrés. 

En lo cenagoso del oscuro sueño había visto acecharme a mí, la sombra de esa certidumbre nefasta que huele a panteón, que sabe a tierra y hiela los huesos, era la precognición barata de la muerte que cualquier interprete de tazas de café hubiera identificado como tal.

 – no me quedo duda -.

Tampoco me asuste, muy a pesar de mis fantasías filosóficas acerca de eternizar siempre la pesada realidad a combatido mis ostentosas ganas de superar a lo inevitable.
A veces ante la situación simplemente me siento triste..., es un mal sentimiento,  pero es parte de saber que aún tengo cosas por hacer, muchas cosas, cosas importantes,  una de ellas es Sonreír muy Sinceramente! Hay cierta congoja en esta Alegría que hoy siento, será un presagio del mañana feliz que espero quizás y que entiendo melancólico y real en ausencia de alguien o quien sabe

- quizás la ausencia propia -.

La precognición me pareció clara y suspicaz demasiado certera y aunque mi juventud todavía me permite sentirme ajeno a los brazos de la parca, sé que del insalvable naufragio no se salva nadie.
                Entonces, así sin más un día cualquiera, después de tantos días de querer adivinar el momento preciso en que se precipitara mi caída, la cual creía yo conocer – de antemano -, apareció sin más ni más aquella figura elegante que sonrisa fresca saludo mi persona. 

– Fue claro entonces -.


Esa noche por sobre todas las noches, ese instante por sobre todo instante, ese sentir y esa mujer por sobre todo el Universo

domingo, 20 de marzo de 2016

Eter de Domingo (de gramos)

La mayor parte de mis conflictos los halle reflejados en los libros. Cada espejo de un personaje me ha dado una salida. También una muerte. De alguna manera ya lo sabía, que la primera causa, sería también la última. Y como diría Chejov aquel revolver debía dispararse.

Acaso también borraras el sol que nos alumbro las sonrisas y la Luna que atestiguo nuestros besos. Borraras también el viento que escucho: Te Amo.
Los pasados perfectos crean presentes imperfectos y futuros inciertos. Una Luna creciente, un cigarro menguante, un pensamiento persistente, un corazón que casi no late.

Esta ciudad y su aliento caluroso, que me dan ganas de salir corriendo. Un Jazz o un Blues... Un whisky o una pastilla. Domingo, Domingo, Domingo...

Quien será mi celestina; quien se apiadara de este solitario amante. Que no ve volver a su consorte. Anoche de entre las sombras de mis pensamientos, apareciste. Te paseaste por los linderos más coloridos de mis sueños. Fuiste tú de nuevo. Y aunque todos los días volteo hacia otro lado, y aunque me entretiene el entremés, hoy mientras llueve miro por la ventana tu silueta.
Tu fotografía me sigue sonriendo... Todos los días, todas las noches. Solo las madrugadas la oigo llorar por ti.  Simplemente no eres tú.

Veo la imagen, la silueta, la mirada y no, no eres tú...
Que presuroso el reloj de mis noches/madrugadas se devoran mí tiempo. Casi siempre a oscuras. Mi tiempo.
Y se pone tenue la tarde, se parece al ayer, que se aleja y no regresa que no quiere volver...

De todos los Pecados; mi favorito es el Amor;
En segundo plano la lujuria
                                Y porque no, la gula.

Todos, a toda prisa! Es simple pienso que la vida debe ser vivida de manera caótica, así es hermosa, sin mentiras, sin maquillajes desfasados y a toda prisa.

Al final soy tu ángel, el mismo del primer día, el mismo del último día. Soy ese ángel que vivía en el infierno, ese demonio que invocaste. Somos del éter, en el éter subsistimos, en el éter respiramos solo los que vemos el éter... Morimos en el éter. Este mundo y su forma desbalancearse... Dando tumbos que rompen universos.

La mayor parte de mis conflictos los halle reflejados en los libros. Cada espejo de un personaje me ha dado una salida. También una muerte. De alguna manera ya lo sabía, que la primera causa, sería también la última un éter de domingo.

martes, 2 de febrero de 2016

La Azotea

Cuentan, que al final el gato mato a la curiosidad. Hay un cadáver en mi azotea viendo la Luna.

Y cuando me di cuenta que no podría ser Yo astronauta, recordé que ya puse una mano en la Luna...
Cuando la nube dejo de llorar, ya era nuevamente invierno.

Quien como Yo, te besara la espalda,
Te tocara las puntas de los dedos
Y te dirá suavecito hasta mañana,
Con un beso de  ojos cerrados (??). 

Sobrada factibilidad... Es más negación que supuesto. Es en verdad un trance entre lo visto de arriba hacia abajo y no al contrario.

No hagamos literatura. Las palabras cadenciosas, esas efímeras proxenetas del labur que cumplen su condena, no vienen al caso. Mera otredad, vocación por el desatino y siempre, siempre rebelde con más causas que ganas...
Ya no seré prisión, seré viento que versa, que guarda tu ausencia que viaja y piensa. Se pasa el tiempo y todos dan lo que dan sin dar nada y recibir el abrazo del ayer con ganas de mañana. Un cigarro para ver la Luna, una Luna para entender el cigarro. Siempre fue ese el maridaje. Una suerte, de llamado del destino. Un silencio y un latir.

El vino, el buen vino. Como un abrazo de alguien que huele bien; así se siente...

Se presenta impracticable pero la deriva te hace buen marino. Y me paso la vida intentando. Y la muerte se acerca en cada intento fallido. Ese rumor que se esconde en los bordes de la carta, esa tinta esquiva, es la verdad. En el placar de aquel apartamento deje los buenos días. Las buenas noches en aquel colchón. Dicen, que con la edad mis ojos se tornaron color tiempo.

Mira que sos el bosque donde deje perdida mi infancia de cuentos con final feliz. Esta mujer tornado, esta mujer huracán, esta mujer ventisca y Yo la quiero a mi lado. Estoy loco de mi cabeza por invocar a la catástrofe que incluyen tus besos tu vida toda y aun así insisto...
Cuando la nube dejo de llorar, ya era nuevamente invierno.

Quien como Yo, te besara la espalda,
Te tocara las puntas de los dedos
Y te dirá suavecito hasta mañana,
Con un beso de  ojos cerrados (??). 


Cuentan, que al final el gato mato a la curiosidad. Hay un cadáver en mi azotea viendo la Luna.