viernes, 23 de marzo de 2012

Otra vez recibiré un día mas

Camino por la calle transitada, ajeno a un mundo apabullante, sordo a la mezquindad de la orbe cotidiana que de mañana pulula de aglomeración populosa, no percato el local donde sirven café y crepa que en otro momento le hubiera parecido el perfecto café. No es que se sea demasiado despiadado, digamos es solo un día cualquiera, en un momento de despreocupación tangente que no precisa de tanto galanteo ni altruismo.

Se detuvo frente a la  venta de libros, arraso con la mirada la estantería repleta de viejos ejemplares de obras para si conocidas, una leve sonrisa de escapo de su boca al encontrar entre las pastas y contra portadas aquel tomo que en antaño leyó y re leyó para si, se desbordo en los ejemplares de poesía y ojeo uno que otro que nunca su autor pudo reconocer.
No se requiere de mucho tiempo para saber si un libro es bueno o regular incluso malo, o pésimo aun cuando si una idea es expresada con la mayor sinceridad y técnica posible ya se hace agradable para el lector su escrutinio.

 La noche caía inmisericorde, - nunca espera -,  se dijo para sus adentros.

Se acerco a la quinquillería, vio la bisutería de oro y plata, se sintió ajeno, nunca le tuvo mucho aprecio a las joyas, ni siquiera la cadena de oro que su madre le regalara o la pulsera de plata que pesaba como una cruz.  Entonces se descubrió frente al espejo. Ahí detrás del mostrador atiborrado de joyas  familiares que ahora pertenecían al joyero, se encontró al acusador al espejo que nada perdona.
Que frágil era el tacto de la posibilidad que transparente pintaban los muros que existieran entre nosotros, las risas y los comentarios aparcaban la imposibilidad; las frases comprometedoras que promovían el momento…  el recuerdo abrumador le sumergió en la ávida agonía de encontrarse tal cual se hallaba.     – solo  -.
 Irremediablemente solo.

Encendió un cigarrillo, expelió el humo blanco, se sintió distinto, se sintió extranjero. Nuevamente será media Noche, - pensó -, una vez mas igual y otra vez recibiré un día mas, despierto en la penumbra de mi propia oscuridad y le doy una caricia nihilista a la ironía y eso me alcanzara para escribir un libro, mas el tacto de tu piel lejos, no pude recuperar ni en sueños.
Si fuera pintor en ves de escritor en una pincelada cambiaría el mundo y sus contrastes, si fuera Yo el artista las distancias serian más cortas y menos opacos los despertares… No hay aquí violentos contrastes ni actitudes exageradas. El sentimiento expresado con belleza, equilibrio y serenidad. De incognito... dijo entre dientes, dibujando en sus cansados ojos con la imaginación que precisa un crio el rostro de aquella mujer extraordinaria que llena sus anhelos. De la expectativa del ensueño subrepticio errabundo. Expulso la bocanada de humo blanco que se perdió en e frio de la madrugada latente.

Encendió otro cigarrillo y vagabundeaba en los linderos de su mente, discrepando con la política y los malos menesteres de la sociedad,  cuando  a su espalda una dulce y armoniosa vos de mujer, como el maravilloso trino de la portentosa y lumínica Providencia  le llamo por su nombre...
Era un Nuevo Dia

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