miércoles, 23 de noviembre de 2011

Con mis ganas grabadas en su sonrisa


Es curiosa la soledad, las muchas maneras en que se presenta, es curiosa la Soledad es infinita y cabe en un dedal de entrañas dogmáticas… porque ahora la vengo a redescubrir; se puso de manifiesto entre dientes, se escapó y fue tan clara y precisa que no pude hacer caso omiso a su intromisión en mi alegría pasajera.
Cuantas veces habré pensado ya, que tantas horas atrincheradas  de esta existencia podre haber gastado en esta misma vacilación, en esta altanera presunción que sobrepasa los hechos, porque mientras más lo pienso más me confirmo que la astucia de estos actos no conlleva nada privilegiado y que las consecuencias serán aún más supremas que los beneficios que supongo ver, sentir y obsequiar.- Cuando sus ojos viajeros me ven.-

Este error de razonamiento, esta esperanza sentimental naufraga ulterior sin condición, como pañuelos sin lágrimas… es curioso.

Saben quién soy, no lo ignoran, Mis allegados no se amilanan de narrar mis proezas, no  prestan tregua al evocar mis capacidades esas que ellos admiran y observan preponderantes superiores y gloriosas a la mayoría de sus propios ideales, pero cuando estoy  justo delante de sus ojos me siento tan ínfimo, tan pequeño que todos los dotes que de mi otros alaban los siento menguar, disolverse al grado que siento desaparecer.
 Volverme transparente casi inexistente.
 No sé si es tristeza o vacío, no sé si es silencio o indiferencia.
Descubrí la soledad estando  aun a su lado, y la comprendí, porque me sentí solo al saber que su despedida se acercaba y no había posibilidad que Yo extendiera nuestro encuentro, porque sabía no podía impedir ese adiós, porque su retirada era más que predecible.

Bien dice, el viejo dicho que “lo que uno hace, automáticamente pasa a ser patrimonio de los demás”, incluso el amor, la pena, la desdicha, la pasión y las sonrisas. Por eso de todo guardo poco y más que nada todo lo que los otros para si ya guardaron de esta contra versión de mis sentimientos, de los latidos de un corazón embriagado, de un bostezo contrito de tarde acompañado y aunque hoy me toque a mí reservarme la ganancia severa,
Sé que en las profundidades de su corazón;
De Mí, una parte en el bolsillo se lleva.

Es curiosa la soledad que ella hoy me convida esa que cabe en un dedal, se acercó a mí sobriamente atractiva, me dio un abrazo y se fue en su coche sin voltear nunca atrás. Con mis ganas grabadas en su sonrisa.

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