Después de un modesto sorbo de cerveza, o en el
Martini extra seco, o en el pulcro vaso de whisky - mejor si es doble y en las
rocas -, al finalizar las jornadas
culturales y las pláticas de tolerancia
filantrópica, después de la música de gorjeo trovadoresco, en el éxtasis
segundo y el suspiro indiscreto, en la página final de un libro fascinante;
después del desaire del sumo etílico; después del instante,
-
siempre estabas Tú.-
O en el cierre de un elevador, en
la bruma de una albina idea o después de la obertura de una canción de moda, en
el gusto estético del devenir huraño, incluso en los malos modales de los
desconocidos en el tránsito, por ahí te inmiscuías Tú, siempre tan constante en
todas las facetas de mi existencia, presente en la ínfima razón del respirar,
en el argumento des placentero y la elocuencia de trillar confiado. En todo
esto y en más siempre,
- siempre estabas Tú. -
Ahora empiezo a sentir esa in sustentabilidad
de mi ficción personal, comienzo a destapar lentamente el secreto oculto de la
verdad irresoluble que me traiciona y ahora empiezo a sentir el desarreglo de
la situación; tu improvisa corta desaparición y el aroma de aquel siniestro
llamado Silencio comienza a ser notorio en mis sentidos así con tanta claridad,
sin disipaciones sin sentirme contrito, sin queja ni interrupciones me paso a
Mí, y solo a Mí... la flagrante determinación.
Tengo la plena certeza que el día que vuelvas,
caerás «rendida» de nuevo en mis brazos. Lo sé, solo lo sé. Pero también acepto
que cuando vuelvas Yo caeré «rendido» de nuevo en tus brazos, y ahí pierdo Yo;
nuevamente Yo... Uno nunca sabe que decir, Yo estoy lleno de deudas con la
vida, o será que es la vida la que está en deuda con uno. Este objeto que
guardo, le conservo porque en sí, guarda o encarna una situación que me han
legado al recuerdo y a la ironía.
El "es" de
un "fue".
Porque hay formas paralelas, similares y
lineales, inculcadas e infringidas al ser, a la imagen y figura. Tenue y
excepcional memoria. No había mucho que hacer aquella mañana, tras el amor solo
el desamor quedaba. A veces no sé si soy orquestador o instrumento en este
escenario descuadrado que me dejo la historia, a veces no sé si es música o
bullicio. Y Yo que te quiero a ti; la más «perfecta» de las imperfecciones.
Yo colecciono sonrisas, pero las
lágrimas ocupan mucho espacio.
También se sonreír,
solo que hoy no recuerdo. Tengo la plena certeza...
Más allá del espectro visible... De la luz, del
silencio, de la gana y el sinsabor.
Lo supe entonces:
Tú, ya no estabas. -
Las sonrisas se fueron desvaneciendo poco a poco con el pasar del tiempo, cansados dd llorar por dentro ya no se puede disimular mas esta tristeza q nos embarga las lagrimas brotan por si solas sin control...
ResponderEliminarBuenisimo amigo. Me gusto mucho.
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