Puedes hacer añicos mi corazón, pero el amor es
indestructible. Puedes decir que el amor se muere, pero eso ni tú lo crees; es más
simple, más elemental.
Rompí tu corazón, pero el mío no salió ileso. Somos
dos mitades que flotan aun, y seduzco a la gravedad para que nos acerque, y
susurro a tu oído para que tu corazón acepte.
Ese santo y seña ininteligible del cual somos
parte. Surrealismo real que nos envuelve en términos que ambos no aceptamos.
Pero estamos. Había en aquellos ojos algo de eso en lo que nunca he creído,
esperanza y Yo quería creerle. Pero sabía que no creía. Ninguno de los dos...
Vos que aún no sabes querer. Aunque te enseñe con esmero. Vos que le hablas
al amor en malos términos. Vos amor mío y de nadie. Porque sos libre incluso
del amor que te hablo. Mujer se fuego, alma del aire, frio del ocaso, musa de
la alegría, dueña del silencio... Todo y nada.
Eso eres, en mi mente, en el corazón.
Oyó que tocaban a la puerta, no hizo caso
tocaron nuevamente con más fuerza, se preguntó qué carajo, sonó una vez más.
Pero no había puerta. Por detrás de aquella pared que llamamos distancia, hay
una leve pero decidida convicción. Sigue esperando hallarte al darse vuelta.
No cabe tu ausencia en el jarrón de rosas de la
mesa de estar. Es muy grande cada día lo es más.
Puedes hacer añicos mi corazón, pero el amor es
indestructible. Puedes decir que el amor se muere, pero eso ni tú lo crees; es más
simple, más elemental.
Rompí tu corazón, pero le mío no salió ileso. Somos
dos mitades que flotan aun, y seduzco a la gravedad para que nos acerque, y
susurro a tu oído para que tu corazón acepte.
Dedicado a: Kari Johanna Rios Franco
ResponderEliminar