domingo, 17 de mayo de 2015

Susurros del Autor II (Cuentos Cortísimos)


1.
Cogió del suelo la cerveza, la levanto la puso a contra luz, vio a través del cristal empañado… encontró la figura. Se asustó mucho. Casi grito…
Arrojo lo más lejos que pudo la botella
 Se vio al otro lado.

2.
Recuerdo un rostro, unas lágrimas cayendo... Una voz diciendo algo que no entendí; una mano levantada y luego, todo fue oscuridad.

3.
Regálate el poema: Arcana conjura, artificio abstracto y oculto del «corazón», es el silencio... Cuando tu boca, calla, se extingue el hilo de la eternidad.

4.
Metió la mano por la costura del pantalón ajustado, hurgo con sus dedos la delicada piel, suave, tibia… blanca humanidad.
La suave voz, de ella,  entonces dijo     –está bien-
Él había ganado nuevamente.

5.
El dolor de la aguja sobre la piel, era algo que conocía perfectamente, el arte gráfico corporal era común en su mente. La tinta sobre la dermis, dejando huella indeleble en su físico. Poco a poco tomo forma aquel tatuaje, lo vio despacio primero, luego más bruscamente…
 Así hasta que comprendió aterrado lo que sus ojos veían.
Era el rostro de ella grabado sobre su piel.


6.
Lo dijo primero entre dientes; luego tuvo que gritarlo: Te inventare un tierno verso, y será el fin del cuento. Es el dulce anonimato de mi infierno.
El periplo del que porta una anarquía, convertida, metamorfeada por el azar en amor!


7.
No hablaba, solo observaba, inquebrantable, soberbia y fría, pero eso decía más que mil de los cuentos que he escrito.
                Tenía miedo, de no marcharse jamás.

8.
Del hombre de hojalata sin corazón aprendí, que buscarle valor a la ironía no concierne mucho al heroísmo si no al ímpetu desmedido de querer jugar al mártir de la Tierra de Oz.
                Hay cobardías que prefiero, antes del amor que desbarata.



9.
Luna de Cosecha le dijeron, tenían razón….
                Recolecte muchos poemas del pozo oscuro de mi intelecto.
                                Me tuve que envolver en tu olvido, para que no me viera robándole inspiración.

10.
Hey… dijo la voz –femenina-, esa voz que creyó reconocer
Hey… dijo de nuevo,
 Pero él no quiso voltear….
                                Sabía perfectamente de quien era aquella melodiosa voz que le sonó de inmediato,

A paraíso perdido.

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