Si, aquel
elemento abstracto que transmite ideas, ideas que se tornarán de cuando en vez
en tacto, tacto que me regalará de nuevo el paraíso.
Obseso
conceptual del rojo suave de tus labios por la mañana. Mirá que besarte es
ciertamente terrenal, un acto que al mismo tiempo no carece de pretensiones de
proporción divina.
Mi corazon
errante a disposición de quien quiera utilizarlo. Pero advierto que solo late viéndose
en unos ojos color marrón... Está muy bajo el cielo, pero sigue lejos el
horizonte... Suspiré, se me fugo un ápice de vida al ver tu fotografía.
Me pongo peripatético.
Pero es por una causa superior a mí. Parecida a la Muerte, pero que me permite
volver a respirar también. Y eludir un atributo característico; aunque
generalmente no privativo, para dar continuidad al desajuste moral y racional
que supone amarte.
No tengo nada
contra la investidura arquetípica, yo mismo soy arquetipo que contraria a otro,
por mera antonomasia.
Abducir de esos
locos consagrados a interrumpir el flujo normal de los acontecimientos las
ganas de ver el sol bailar con la luna. Mira que seguís siendo el mejor de mis
paliativos para esta realidad tirana.
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