miércoles, 16 de diciembre de 2015

Profetas de la verdad dislocada

Somos lo que negamos, ahí radica la verdad, donde el ego no tiene voz ni voto de juglar... y transferir cualidades de una cosa a otra para producir artefactos, monstruos nuevos.  Es la ley.

Mi caja de Pandora contiene mi pasado y es el engaño del engaño, la mentira hecha mentira. Hoy hace falta mucho más que tus desopilantes ditirambos para asustarme, aunque te parezca mentira.
La oveja negra merece, de este modo, más honores que la buena oveja, Taxonomía arbitraria y comprometedora, lucida soberbia y arrolladora.

Como pasaba mis tardes solemnes, contando sus pestañas cuando cerrabas los ojos. No quiero repetir la historia, quiero escribir a besos una nueva y mejor sobre tus hombros, cuando duermes en mis brazos. En pleno proceso del ejercicio lúdico supe que había roto el corazón de mi infancia...

Tu indiferencia es el acto de mayor resistencia hacia alguna medida adoptada por mis sentimientos hacia ti. Entonces bailas; con los ojos cerrados y el ritmo, la composición y el movimiento son uno solo, así es cuando estas soñando...

Moribundo, pero aun quizás, en algún recóndito rincón de la psiquis de este sueño se esconda un resquicio de tomarnos de las manos otra vez. Y caes en cuenta que el recuerdo de sus ojos bonitos ya carece de algún significado. El sadomasoquismo debe ser un requisito excluyente para formar parte.
Dividas para siempre, aunque es más tiempo de lo que dura la distancia y la existencia de los que un día se extrañaron. La risa fingida de media asta... Las ganas colgando al hombro.

Que tristes las fotos que tomamos solo para demostrar que existimos. Profetas de la verdad dislocada. Todos pensamos en esa mujer que es nuestro delirio, esté con nosotros o no, felicidad o dolor, siempre es ella, uñas pintadas de noche, sus labios de infierno...


Su vientre camuflajeado en océano y Yo naufrago deseoso.

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