Qué país de mierda, que
la única manera de sacarse el tedio y el aburrimiento de encima es ver cómo
todo arde. Pregúntatelo seriamente: ¿te beneficia a vos la división de la sociedad? Y gracias a un sistema judicial de mierda
apañado por bogas y jueces de mierda que cuidan su intocable quinta, la
delincuencia no teme nada.
No me canso de
repetir que la diferencia entre una auténtica democracia y un sistema
representativo es cada día mayor.
Y hundidos entre la
extrema derecha, la extrema izquierda y la extrema pobreza es un tanto difícil
pensar claro que hacer o que decir sin vacilar un instante en que coño hacemos
con el voto, y si votamos alguien que propuesta seria o seudo decente nos
tiene. Pero no solo está reinterpretada la figura, sino lo simbólico; hemos
perdido el verdadero significado, el balance que produce la idea, la
efectividad del ente, del ser, y el hacer dentro de la política “democrática”
del siglo XXI.
Si tenés ganas de hacerte cargo es, como se
dice habitualmente una confesión de parte. Esa disonancia cognitiva de defender
la memoria.
Querría que no me traten de solapa o
improvisado por querer conservar mi poder adquisitivo. Y Hablo en materia
estatal, social, política, democrática, centro derecha o izquierda moderada si
no son lo mismo y de conclusiones categóricas...
¿Acaso fuman flores de Bach? ¿En qué contexto?
Como se puede actuar o contraatacar, que no es mero formulismo sino que la
tutoría es esencial en la cultura nacional debe hacerse valer, entonces vamos a
tener que admitir que el modelo a seguir funcionó, que no murió. Que tenemos
razón al querer rescatar el Estado, restituir el bien jurídico tutelado.
Esta crítica es el fruto de la concepción del
escritor como huésped, con el deber de mantenerse vulnerable a miles de voces
que piden un cambio.
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