Estamos al inicio de una contienda electoral, y
el tema corrupción, inseguridad y desempleo son las barreras a derribar. Hay
que estudiar bien la factibilidad y viabilidad de las propuestas e impulsar una
reforma electoral abierta y transparente.
Es hora de que gente común se pueda envolver en
la piel de un actor trascendente dentro de la democracia moderna. Un
resurgimiento con sabor a pueblo. En un conato de democracia de masas producido
a razón del escándalo que sacudió a una clase media guatemalteca históricamente
pasiva.
Dejémonos d gustos retrógrados y aristocráticos
de una minoría putrefacta enquistada en la cultura nacional. Y no hablo del
golf o el cricket. Los que abarrotan la preferencia del
estadio y los oligarcas unitarios que viven en torres palaciegas son tal
culpables unos como otros del desbordamiento sádico de la impunidad de esta
nación. Puedo dimensionar, aunque me cueste por mis parámetros mentales, que
haya gente que se haya acostumbrado a la increíble tasa de criminalidad. Y
cuando es más que obvia la apropiación indebida por parte de los funcionarios
públicos; la gente se viste de patriota y chilla; acá en Guatemala la historia
es esta. A un hombre le secuestran su único hijo. Lo extorsionan, paga el
rescate, le matan el pibe.
No me largo. El tema es el mientras tanto. Las
opciones son gente alrededor cagandose de hambre, o subsidiada o con laburos
pseudoficticios. Este no es un país de mierda; es un gran país con mucha gente
de mierda. Fájate que los buenos somos juzgados para aliviar a los culpables.
Llueve que llueve, ojala me muriera pero que sea en tu puerta. Llévame de
maleta, que no se entere la gente, mejor si me tiras del puente. En el país de
zombies políticamente correctos, puteadores endógenos que siguen votando
pensando o imaginando la democracia. Soluciones posibles mientras los homínidos
evolucionan un poco.
Insisto ya estamos en un estado fallido; la
ingobernabilidad ya tomo tintes novelescos. Esta todo como del orto. Ah por
cierto, ayer en charla de política, me queda claro que No hay nada más nefasto
que la subordinación cultural.
Estamos al borde del sufragio, el planteamiento
de la realidad nacional actual nos propone un nuevo marco estructural de
equilibrar el estado, surge ahora la interrogante ¿que haremos entonces?.
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